¿Que puedo hacer cuando me enfado?

El entrenamiento de un agente especial que pudiera templar nuestros nervios en las situaciones más estresantes y hacer calmar nuestro ritmo cardíaco en el momento que nos hiciera falta, posiblemente sería una de las cualidades que todo padre de familia desea cuando sus hijos atraviesan el umbral de lo inversamente proporcional a la comprensión, el respeto, la generosidad o el afecto que todo hijo debe tener a sus padres. Niño deja ya de joder con la pelota, la tele, el mando de la tele o no te pelees con el otro niño que también tiene papas y sufren como yo. La cuestión  no solo es como educo a mi hijo sino como controlo mis emociones para soportar educar a mi hijo. A continuación un gráfico que podemos aplicar a ambos: padre e hijo en determinadas situaciones de estrés con las adaptaciones propias a cada cual.

Tiempo de cambios y riesgos.

No te agobies no pienso recomendarte  como hace toda la sociedad que montes un negocio, que te arriesgues en lo que sabes hacer, es más, en lo que te gusta hacer, como se nota que el dinero no es de ellos, no soy nadie para recomendarte nada lo único que te diré es lo que yo hago, lo que hago es superar cada día miedos que me impiden ser yo mismo, quiero decir que no voy a dejar de ver mi serie favorita en televisión o en cine porque no les guste al resto de mis amigos, o no se lleve el director o el actor protagonista si a mi me gusta, ni voy a dejar de imaginar castillos y fortalezas con príncipes y princesas, caballeros y malvados con mi sobrino que tanto le apasiona porque jugar no desarrolla tanto sus procesos cognitivos como aprender vocabulario en inglés, algo muy discutible, o no voy a besar a mi chica/o delante de no se que personas por pudor u otra razón, a eso me refiero, aprender a aprender querernos a nosotros mismos porque a nadie se le ocurrirá las mismas ideas que a ti y eso es simplemente maravilloso, si aplicamos este quehacer a nuestra búsqueda de necesidades probablemente algunas cosas cambiarían posiblemente a mejor, desde aquí ánimo a hacer realidad todos tus sueños, bueno solo los que tú quieras.

El poema se titula “Invictus” (escrito en el año 1875), y es el poema que Nelson Mandela se recitaba a sí mismo cuando llegaban los momentos peores a lo largo de su terrible cautiverio en prisiones sudafricanas por su lucha contra el racismo y el apartheid. 

Más allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.
En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.